Jorge Quintero Project

A María Rivas la conocí de la mano de mi amigo el pianista Victor Mestas por allá en los 80. Cuando en Las Mercedes, urbanización en el este de Caracas, existían locales, bares, restaurantes, pubs, etc, donde además de ofrecer gastronomía internacional servían de escenario para los artistas venezolanos y muchos extranjeros que estaban de paso por la ciudad, allí vi a María Rivas.

Recuerdo que fue en Gala. Pero esa es otra historia. Con el tiempo me la tropecé saliendo de casa de Victor de algún ensayo pero nunca intercambiamos más allá de un saludo a pesar de que ambos vivíamos en San Antonio de los Altos. Sin embargo, un módulo de sonido muy utillizado por los músicos aquellos años y que yo tenía fue utilizado en la grabación de uno de sus discos.

Muchos años después me la encontré en Miami. La llamé para ponerme a la orden y para ir a escucharla cantar pero por cosas del destino y a través de Irene Trujillo, coincidimos en un concierto que C 4 Trío hizo en Miami; y debido a la ausencia de Gualberto Ibarreto quien no pudo viajar con ellos, fuimos nosotros, ella y yo, los llamados a cubrir los temas cantados del repertorio.

Los C4 ya comenzaban a despuntar, a destacarse en la escena internacional y a nosotros nos quedó esa bonita experiencia con ellos. Así que en esas horas compartí cuentos, chistes que le quedaban tan bien, anécdotas y ron venezolano con María Rivas.

Posteriormente sobrevino su enfermedad, ese doloroso proceso del cual salió y fue en ese tiempo cuando compuse esta canción. A ella le gustó y me dijo que la cantaría pero pues, no pudo ser. Cuando reapareció la enfermedad hablamos poco pero me quedó para siempre su gran sentido del humor, su sinceridad y su grandiosa voz.

Para ella y su hermoso recuerdo, esta canción.